Si hay algo que es común a casi todos los coaches que conozco, es que cuando montan su proyecto profesional, lo hacen por una razón principal: quieren hacer coaching. Esto parece una perogrullada, pero el factor motivador principal es este. Se puede decir que lo que interesa realmente no es emprender nada, pero no queda más remedio. En muchos casos, de hecho pueden más las ganas de no emprender, y al final el coach no hace coaching (por lo menos profesional, de pago, que es el genuino desde mi punto de vista).
En un magnífico libro, que considero de lectura obligada: “El Mito del Emprendedor”, Gerber, su autor, hace una diferenciación clave que deberíamos tener todos muy presentes.
A la hora de tener nuestro propio negocio, conviven en el mismo, tanto en sus inicios como en su desarrollo, 3 personajes que representamos y que son necesarios, pero de su correcto y equilibrado desempeño dependen el éxito o no éxito de nuestro proyecto. Vamos a ver cuales son:
1- El emprendedor: el personaje que desempeñamos visionario, soñador, que se ilusiona, que cree, que está motivado, que piensa en grande, que se mueve por la misión personal, etc, etc
2- El gerente: aquí y ahora, gestiona el día a día , es realista, con los pies en el suelo, organiza, lleva los papeles, la estructura formal del negocio, el dinero, etc, etc
3- El técnico: el personaje que desempeña el trabajo para el que ha sido creado el proyecto, en este caso, el coach que hace coaching.
El éxito de nuestro negocio va a estar extremadamente influido por el correcto equilibrio con el que desempeñemos los 3 papeles. Porque no nos engañemos: en la mayoría de los casos, los coaches están desempeñando casi todo el tiempo el rol de “técnico”, que al fin y al cabo es lo que les apasiona, y para lo que se han formado. Pero claro, el técnico, no construye, ni tiene visión, ni gestiona, ni emprende, ni genera clientes, ni trabaja la marca personal…
Por eso, debemos dar voz y voto en cada momento al personaje que sea necesario en ese momento, para que las decisiones y por ende el futuro de nuestra empresa tenga posibilidades de éxito. Dar voz al personaje adecuado implica inteligencia, aprovechamiento del tiempo, de las oportunidades, efectividad, eficiencia, y al fin y a la postre, resultados.
Por ello, en cada momento de tu proyecto, decide que ropajes te vienen bien en ese instante, y actúa como si lo fueras. Es la decisión más inteligente que puedes tomar. Y te garantizo que con tiempo y perseverancia, aunque en muchos casos parezca increíble, empiezas a tener soltura con los 3 y no solo con uno. Es más, puede que te lleguen a apasionar los otros dos.
Pero como decimos en PNL, nada de lo que he dicho es verdad y es mentira. Pruébalo y tu mismo verás sus resultados. Que lo disfrutes
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